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Los principios siempre son buenos. Siempre prometen. Siempre traen cambios. Siempre dejan buen sabor de boca. Siempre aportan esperanza. Siempre están ahí para quitarte las penas pasadas.

Son como llegar a la playa y empezar a caminar descalza en medio de la nada. Sentarte en la arena y después de que la brisa deslize tu mechón de pelo, pensar en tu futuro. En lo que está por venir, en todo lo que te queda por vivir. Mientras oyes a la marea de fondo y miras al mar intentando encontrar el final, lo comparas con tu vida sin saber que te depara el destino.

Ves las olas como vienen y van, como personas en tu vida entran y salen, le intentas poner un porque a todo,pero puede que sea más complicado incluso que el del movimiento de las olas.

Y en medio del olor a marea, arena, sal, mar, sol, con esa tranquilidad de fondo le pides al destino que no sea cruel , que te traiga aquello que realmente deseas, sueñas en medio de la nada, solo quieres aquello que te mereces, aquello por lo que llevas luchando tanto tiempo.