Hay veces en las que te encuentras demasiado presionado, como si estuvieras en medio de dos paredes que cada vez se van haciendo más estrechas hacia tí. Piensas que ya nada tiene solución y que de allí jamás podrás salir con vida. Tendemos a dejarnos llevar por la tensión del momento y bloquearnos, y no vemos que a pesar se esas dos paredes, en el techo hay una pequeña puerta que se abre y una persona extiende su mano para ayudarte a salir. No nos queremos dar cuenta de que vivimos rodeados de gente que nos quiere y que como dicen a grandes males, grandes remedios. No te ciegues, no porque se difícil tiene que ser imposible.