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Tengo mil virtudes pero he perdido la cuenta de mis defectos. Soy orgullosa, cabezota, y lo que yo digo es lo que hay. Romantica hasta la medula, sentimental, lloro por nada y rio sin parar. Soy de extremos o blanco o negro, o odio o amo. No soporto la falsedad, la envidia y mucho menos los engaños. Soy ilusa, hasta mas no poder. Me fio de quien no debo. Confio en casi todo el mundo, hasta que me hacen daño. Necesito el amor, no puedo vivir sin el, pero mas necesito la amistad. Digo lo que pienso, sin callarme absolutamente nada. Me guardo cosas que siento hasta no poder mas y es hay cuando exploto. Llego a entregarme tanto a una persona que termino siempre intentando olvidarla. Tengo muchos sueños. Quiero viajar, conocer mundo, crear mi familia. Pienso que la vida esta para disfrutarla aunque tenga mil obstaculos. Tengo adiccion al chocolate. Estoy obsesionada con mi pelo. Soy feliz pase lo que pase, aunque a veces me lo tenga que repetir mil veces. Soy así aunque no te guste.

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jueves, diciembre 22

marinaLM

En el fondo, a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana. Pero más en el fondo, todos sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuertes no consiste en ponerse una armadura antirrobo ni en esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo. Asimilar el dolor y digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, eso lo consigue el tiempo. Pero como por naturaleza solemos ser impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino corto. Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo, disimular. Si, a todos nos gusta disimular los golpes. Sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentrPero, a veces... bueno, a veces tienes que darte permiso a ti mismo para no ser fuerte, bajar la guardia y darte una tregua. Está bien bajar la guardia de vez en cuando. No queremos hacerlo porque eso supone tener un día triste, uno de esos viernes que saben a domingo, un día de esos que duelen, de recordar y echar de menos. Sin embargo, hay momentos que es lo mejor que puedes hacer: darte una tregua. Poner tu lista de reproducción favorita, tumbarte en la cama, cerrar los ojos y llorar. Eso no nos hace menos fuertes; eso es lo que nos hace humanos.

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